SAFIO Y ESTÓLIDO PEQUEÑO ISRAEL

Cuando eres niño y te llamas Israel se te perdona todo,  puedes equivocarte, cometer errores de grueso calibre y aun sigues teniendo el derecho bautismal, político y social a ser disculpado. Como infante tienes mil oportunidades de pisar caca, romper cosas, entrar a casa ajena y salir bien librado en todo momento, Porque? porque eres niño! estas chavo, estas bonito, no sabes lo que haces, estas justificado y luego entonces eres inocente.

Bueno, pues cuando era pequeño cometí pecado capital...un error cuasi mortal, una estupidez que me persigue y que incluye pesadillas pero ja! y dos veces ja! como era niño (léase por favor el párrafo primero, sino como quiere entender) me lo auto perdone (ahuevo! yo sólito) bajo la premisa que eran otras épocas y yo era tontito y estaba mal aconsejado pero acepto que esa  espina sigue clavada y duele, y creo firmemente que para sanar esa herida tal vez sea necesario narrar la anécdota así tal cual,  con afán valiente, empujador, con ánimo de ponerle el pecho a la desgracia. Luego entonces no me queda más que confesar tan horripilante hecho buscando la manera de curar el espíritu, de volver atrás en el tiempo, sin vergüenza de mis propios antecedentes.
Y porque quiero poder mirar a la gente a los ojos (y no a las chichis) así que me confieso, dos puntos: (respira profundo y aprieta los esfintereses) “Mi nombre es Israel soy Licenciado y cuando era niño mi equipo favorito era EL AMÉRICA, si, así es -aunque siento que a estas alturas ante tal revelación perdí a la mitad de mis amistades, continuo; A la tierna edad de 5 años me ilusionaba la gambeta del maestro Reynoso, quería volar como Hector Miguel Zelada, quería tirar patadas como el Capitán Tena o sea y en resumen era yo un pelmazo.

¿No me crees?

-Vas a seguir sin creerme pero quería meter a fuerza esta anécdota así que ahí va-

Al cumplir los 6 años no pedí regalos, no pedí autos ni mujeres, no pedí juguetes ni carritos; solo pedí (e implore) que mi pastel de cumpleaños fuera una cancha de fútbol  que incluyera a los jugadores de plástico del América, pintados con mucho plomo amarillo y con harta rebaba, quería a los canarios en mi pastel (aun no existía el delicadito mote de las águilas), era mi fiesta, eso quería y eso obtuve; una fiesta con muchos familiares a los que no recuerdo ni tantito pero lo que si recuerdo son las porterías  en el pastel y también recuerdo que escondí para mí solito la figurita de “El Búfalo” Farias, no porque fuera mi ídolo pues ni siquiera era un gran jugador, lo aparte para mí solito porque era negrito (se me puede acusar de vulgar impertinente pero nunca de racista)... no mames Alun por favor no mames!

¿Sigues sin creer?

-va otra anécdota incrustada ahuevo-

En el álbum de fotografías de mi madre  (así como para la maldita eternidad) hay una foto de toda la familia en la plaza de las tres culturas; mi mama embarazada de mi hermano menor, todo bien, mi hermana mayor pre adolescente, todo bien, en mi mano derecha una marioneta de pepe grillo, todo bien...pero y enseguida, mi hermano (awiwiri de pollo! como buen político no me hundo solo, me llevo a alguien entre las patas) y yo con sendas playeras exageradamente amarillas con el escudo del América en medio, en el pecho, así tan amarillas como orgullosas. No, no y no, todo mal… bueno, bueno ya por favor Israel para la metralla de mamadas por piedad.

Epílogo:

(Y en una lejana galaxia)

Gracias a la divina providencia llego la madurez y a la adulta edad de 7 años decidí (cigarrillo en mano) observar detenidamente a mi padre, notar sus expresiones de júbilo futbolero, estudie sus hábitos y me percate que cada fin de semana, sin falla, celebraba victorias y triunfos contundentes, note que su ánimo cambiaba al escuchar los inmortales nombres de Ferreti, Manzo, Heredia, Cabhino, Muñante, Sanabria, Cuellar, Sanchez, Negrete ; el orgullo le brotaba por cada poro, la gallardía lo presentaba, la hombría lo respaldaba pero seguía  yo preguntando ¿cuál era la causa de tanta magnificencia, porque ese hombre viril, guapísimo, sin panza, con bigote bravío y gafas intelectuales representaba el éxito, cuál era su secreto, cual? Yo quería ser parte de ello, quería ser ganador! inconscientemente quería dejar el lado oscuro del fútbol. Pos un día viernes lo descubrí; Sucede que mi hermano (el que se esta hundiendo conmigo) y yo jugábamos una cascarita con nuestros playeras Americanistas cuando a las tantas horas con tantos minutos llega mi ´apa del trabajo, se nos queda viendo y con esa voz grave pero contundente que lo acompaña nos grita con mucho amor paternal: "a ver cabroncitos! quítense esos trapos de niñitas chanclas miadas y pónganse estas playeras que si son para hombres” chiiiiiiiingale! la susodicha prenda azul y oro  tenía un PUMA del tamaño del universo montado en el pecho zas! Y que nos las ponemos y como ente de otro planeta que se nos impregna en la piel, orale!  mi hermano comenzó a dominar el balón y como si la cámara panthom lo siguiera, realizo piruetas nunca antes vistas, el balon le obedecía, tiraba tuneles a los perros y lanzaba chilenas al aire con tanta plasticidad que Jose Luis Cuevas moría de la envidia. Acto seguido mi papa que nos sienta frente a la tele a ver por Canal 13 un partido de los PUMAS de la UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO narrado por un joven con mucho pelo llamado Jose Ramón Fernandez  y a partir de ahí, de ese preciso momento yo no volví a ser el mismo, mi afición por los Pumas se convirtió en orgullo, en una razón de ser,  en una forma de vida, cuando decidí cambiar de equipo no dude ni un minuto y hoy 22 de mayo del 2021 sentado en el palomar de CU me doy cuenta que no me equivoque y que estoy perdonado (pinches Pumas están en la 2da. división y volvieron a perder pero no importa) .

Y es así, en resumen, mis  amigos como salvamos el alma mi hermano y yo (casi como si tuviéramos fuero celestial).

Seguiremos informando pero primero una cascarita...