"Los llevo a Jicacal? nadan un rato, comen y nos regresamos como ven jóvenes 100 Pesitos por los 2?" Así nos dijo Juan dueño de Ivan, si asi mero se llamaba la lancha modelo 1967 con la que le puso emoción al recorrido el tal Juan.
Resulta ser que cuando me dijeron que visitáramos playa Las Barrillas cerca de Coatzacoalcos Veracruz no estaba tan convencido de asistir, era tarde y estaba cansado, el lugar y el nombre nomas no se me antojaba pero ah! barbaro, que sorpresa y que equivocado estaba! mientras Juan manejaba a toda velocidad nos explicaba la zona, cangrejos rojos por allá, siembra de ostion por acá cocodrilos por quien sabe donde y así como si lo hubiera preparado la laguna tranquila fue abriéndole paso al mar que me callo la boca, cuanto mas nos alejamos de la playita de Barrillas y nos adentramos en el poderoso mar abierto Jicacal mas me convencía que estaba llegando a la mejor playa del mundo y era todita completa para nosotros.
Apenas unas almas se asomaban por ese paraíso virgen y vasto; Jicacal nos invito a nadar, a disfrutarle y robarle un pedazo y aceptamos por horas hasta cansarnos del mar abierto. Juan paciente como el solo, nos espero hasta que nos cansamos, con su memorable sonrisa repleta de cortesía nos pregunto que si nos había gustado...
...para cuando regresamos ya nada volvió a ser igual, bueno si fue igual; regresamos a la misma crisis economica nacional pero ah! que bonito es Jicacal.
Así que este lanchero de piel moreno claro seguirá informando muy amablemente, faltaba mas.
Resulta ser que cuando me dijeron que visitáramos playa Las Barrillas cerca de Coatzacoalcos Veracruz no estaba tan convencido de asistir, era tarde y estaba cansado, el lugar y el nombre nomas no se me antojaba pero ah! barbaro, que sorpresa y que equivocado estaba! mientras Juan manejaba a toda velocidad nos explicaba la zona, cangrejos rojos por allá, siembra de ostion por acá cocodrilos por quien sabe donde y así como si lo hubiera preparado la laguna tranquila fue abriéndole paso al mar que me callo la boca, cuanto mas nos alejamos de la playita de Barrillas y nos adentramos en el poderoso mar abierto Jicacal mas me convencía que estaba llegando a la mejor playa del mundo y era todita completa para nosotros.
Apenas unas almas se asomaban por ese paraíso virgen y vasto; Jicacal nos invito a nadar, a disfrutarle y robarle un pedazo y aceptamos por horas hasta cansarnos del mar abierto. Juan paciente como el solo, nos espero hasta que nos cansamos, con su memorable sonrisa repleta de cortesía nos pregunto que si nos había gustado...
...para cuando regresamos ya nada volvió a ser igual, bueno si fue igual; regresamos a la misma crisis economica nacional pero ah! que bonito es Jicacal.
Así que este lanchero de piel moreno claro seguirá informando muy amablemente, faltaba mas.
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